Qué visitar
Lo primero que se puede visitar es la propia ermita Virgen del Yugo del que recibe su nombre el albergue.
Historia de la aparición
A la llegada de los árabes a España en el siglo VIII (en Arguedas el año 716), los habitantes de nuestros pueblos escondieron las imágenes de la Virgen María para evitar que aquellos invasores sarracenos las profanaran.
Generaciones más tarde, cuando nuestras tierras se vieron libres del dominio musulmán (Arguedas en el año 1084), algunas de aquellas imágenes fueron encontradas de manera providencial. Este es el caso de nuestra Virgen del Yugo, que apareció en el año 1089 y de cuyo acontecimiento ya han pasado más de 900 años.
Cuenta la leyenda… que los hechos de aquella ya remota aparición sucedieron de la siguiente manera: un labrador, cojo de nacimiento, había subido a labrar en el monte, donde estuvo trabajando toda la mañana. Llegado el mediodía, desató la yunta, dejó los bueyes paciendo, colocó el yugo junto a un pino y se sentó a comer.
Terminada la comida y el descanso, se levantó para reanudar el trabajo y al dirigirse hacia el yugo vió, con gran sorpresa y alegría, una bellísima imagen de María que se había posado, como una paloma, en el ramaje del pino donde había dejado el yugo.
Lleno de admiración, el labrador se postró de rodillas. Luego bajó del monte, llegó al pueblo y contó el prodigio; pero nadie le creyó, sino que la mayoría se compadecía de él, teniéndolo por visionario.
Con gran pena volvió a la sierra, se arrodilló de nuevo ante la virgen, pidiéndole le inspirase lo que debía hacer. Y mientras rezaba fervoroso y confiado, empezó a sentir una cosa inexplicable por su interior; le pareció rejuvenecer y sin darse cuenta de lo que pasaba, se levantó, dio unos pasos y se convenció con alegría de que la pierna, enferma desde su nacimiento, estaba completamente sana..
Volvió a Arguedas, mostró su pierna curada a la gente y llenos de curiosidad, subieron presurosos al monte para ver la milagrosa imagen.
Sacerdotes, autoridades civiles y el pueblo entero acudieron hasta el lugar del prodigio y entonando cánticos, rezando y llorando de emoción y alegría, llevaron la imagen a la iglesia parroquial. Y allí estuvo recibiendo cada día el homenaje de todos los arguedanos y de los pueblos de la comarca, que venían en numerosas peregrinaciones, hasta que fue trasladada a la ermita que se erigió en el lugar mismo de la aparición.
Esta visita se puede completar con un paseo por los senderos de la sierra, un balcón natural que nos deleita con sus contrastadas vistas de la desértica Bardena Blanca por un lado, y la productiva cuenca del Ebro por el otro.
El Canal Imperial fue una de las grandes obras públicas de la Europa del XVIII. Sirvió no solamente para el riego, sino también para la navegación de pasajeros y el transporte de mercancías. Hoy sigue usándose para regar, para el consumo de agua de boca y, cada vez más, con usos recreativos.